
Jane Maas es un nombre muy conocido en el mundo de la publicidad: dirigió la icónica campaña publicitaria "I love New York", impulsada en los años 70 con el fin de dar una imagen positiva de la ciudad neoyorquina y de revitalizar su turismo y economía. Además, Jane Maas también se atrevió con los guiones de televisión, fue redactora en la Ogilvy& Matther y la primera mujer en dirigir una agencia de publicidad en Nueva York. En uno de los capítulos de su libro
Mad women, Jane Maas explica cómo era la realidad tras el éxito que produjo la campaña. Milton Glaster fue el creador del famoso logotipo, Steve Karmer compuso una canción para el anuncio, que es la canción estatal de Nueva York, y Jane Maas fue el punto de unión entre la agencia publicitaria Wells Rich Greene, que se encargó de la campaña, y el gobernador de Nueva York y otras instituciones. El principal cometido de la agencia fue el de reconocer el potencial de la ciudad y el estado de Nueva York, por separado: la primera, resultaba atractiva para los ciudadanos de un mayor nivel económico y social, mientras que el segundo era el preferido por las familias para hacer escapadas. Teniendo clara esta base, los publicistas crearon un anuncio en el que se promocionaba sobre todo la naturaleza en Nueva York, y con el apoyo de la canción y el logotipo, así como el hecho de que fuera de dominio público, la campaña surtió efecto muy rápidamente. Además, también se fomentó el teatro de Broadway a través, incluso, de los propios actores, lo que sin duda fue muy positivo para el prestigio de la ciudad. Todo esto lo cuenta Jane Maas en su libro, en el que deja claro que tras una gran campaña, se encuentra un arduo trabajo con una exhaustiva organización. Por otra parte, esto no ha sido simplemente una campaña publicitaria con gran repercusión, sino también un elemento de unión para todos los ciudadanos, un elemento más en la cultura ciudadana, y que ha inspirado numerosas recreaciones del logotipo. Además, el valor de esta campaña aún se magnifica más si pensamos que su impulsora fue una mujer, que consiguió un rotundo éxito en una industria mayoritariamente masculina. Sin duda, este es un gran ejemplo de la efectividad e influencia de la buena publicidad y de los efectos positivos que puede producir.
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