Un libro bien
editado tiene que constar de unas partes con las que el lector ya está
familiarizado, que le facilitan la identificación y la lectura del texto y cuya
aparición son señal de confianza y calidad. Las partes son las siguientes:
·
La cubierta. Está impresa en un material
diferente, y puede tener una sobrecubierta que a veces lleva las ilustraciones.
En la cubierta tiene que aparecer el título, el nombre del autor y el logo de
la editorial. Este sello es importante, pues indica que el libro es una parte
de una gran colección. Este elemento sirve para llamar la atención y, en cierto
modo, es un elemento publicitario, pues se destaca lo que más interesa, ya sea
el nombre del autor o de la obra. Además, puede llevar una faja, donde se
indican otros datos de interés para el lector.
·
La contracubierta. Puede llevar un texto que
publicite el libro, pues este producto necesita publicitarse a sí mismo. Un
mismo autor tiene muchos libros, de manera que no podría haber una campaña
publicitaria para cada uno de ellos.
·
La solapa. Es la parte de la portada que se
dobla y donde se recoge un texto que explica la obra, aunque ahora esto es más
común en la contraportada. Es una especie de texto publicitario en el que se
informa y se destacan los aspectos más llamativos e incluso una breve
referencia al autor. Este texto es responsabilidad del editor, aunque haya sido
escrito por otra persona.
·
En el interior, un libro bien editado siempre
constará de dos páginas en blanco, llamadas páginas de cortesía. A continuación
está la portadilla, que muestra el título del libro, la cuarta página está en
blanco, y la quinta es la portada, donde están los datos fundamentales que
componen la ficha bibliográfica: el nombre del autor, el título, el nombre del
traductor (si la obra ha sido traducida) y el logotipo de la editorial. En el
reverso de la portada encontramos los títulos de crédito, la información legal,
los responsables de la ilustración y la fotografía, el número de edición y
sobre todo el ISBN, número internacional para vender libros, y el depósito
legal, que permite saber cuántos libros se publican cada año. Al final del
libro, anteriormente, también había un colofón, situado en página impar, con la
fecha concreta en que se imprimió.
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El índice puede aparecer al principio o al
final. Según la tradición española, los índices van al final; aunque ahora la
posición es indistinta. Al principio, se pone el sumario y, al final, el índice
detallado, los índices de ilustraciones y onomásticos, que son una herramienta
imprescindible para saber si una obra contiene lo que buscamos.