Luis Bagué Quílez nos invita a un Paseo de la identidad en el que nos quiere descubrir, a los
lectores, los dilemas de la condición humana, nuestra verdadera identidad, los
caminos divergentes que debemos ir tomando en ese paseo, que es la vida en el
mundo. El codirector de la revista de poesía Ex libris y colaborador del suplemento cultural Babelia, con esta especie de manual del
mundo contemporáneo, nos pone en la pista de una sociedad capitalista que
«dilapida la cultura», en palabras del autor, y a la vez llena de emblemas y
símbolos que ya pertenecen a una identidad global, pero que siguen escondiendo
las preocupaciones que el hombre ha tenido desde siempre.
Este poemario nos invita a la reflexión ya desde el
principio. ¿Por qué esa ilustración en la portada del libro? El cartel que
contiene el título se encuentra en el Paseo de la identidad de Puerto Iguazú,
donde se exponen seis murales que refieren su historia, costumbres e
idiosincrasia. Y tal vez Bagué Quílez hace lo mismo: sus poemas, los murales;
la sociedad occidental, Puerto Iguazú; su historia e idiosincrasia, la nuestra
y nuestros emblemas. Y no solo esto, sino que el poeta rescata este lugar
americano para reafirmar la tradición propia, algo necesario en una sociedad
fría en la que las personas, sea cual sea nuestra procedencia, tomamos una
identidad artificial fruto de la globalización. En esta obra, América es
víctima y verdugo al mismo tiempo.
No es extraño que esta obra haya sido galardonada con el XII
Premio Emilio Alarcos de Poesía, pues aunque el tema de la identidad ha
preocupado a muchos poetas a lo largo de la historia de la literatura, Paseo de la identidad recoge esa
preocupación en sutiles aforismos y metáforas contemporáneas que explotan al
máximo la originalidad. Porque aunque Howard Schultz, director y
presidente de Starbucks, afirme que la gente quiere orientación y no retórica, quizás la gente quiera una retórica útil, como la de Bagué Quílez. Y para
muestra, «un reflejo de la dicotomía de la realidad», como explica el autor:
ORACIÓN EN STARBUCKS
People want guidance, not rethoric
Success is sweetest when it’s shared
HOWARD SCHULTZ
INTROITO
Starbucks es el mundo.
El eterno dilema—mocca o latte—
se cuece en un crisol de credos
maniqueos.
Café o té. Sacarina o azúcar,
nube blanca o morena. Navegamos
en red wifi o conexión por cable.
Conservar el recibo o destruirlo,
trizar su dignidad en papeleras
verdes, camufladas detrás
del rododendro.
Distribuidas
en Este y en Oeste,
las
latitudes son intercambiables, pero en todas
una sed estratégica
nos quema la garganta.
Tantas
cosas con haz y con envés,
nos
lanzan a la cara el guante de la duda:
¿qué
demonios
hemos
venido a hacer aquí?
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