El poema Sueño de
Maiakovski , de Juan Bonilla, reflexiona sobre cómo se ha hecho realidad el
sueño del gran poeta de la revolución rusa e iniciador del futurismo, Vladimir
Maiakovski, pero tal vez en una dirección diferente a la que él habría querido:
no es exactamente poesía lo que encontramos en las calles, sino eslóganes
publicitarios.
La primera parte del poema aborda el pasado, la concepción
que Maiakovski tenía de la poesía: los textos poéticos deben escupir la
realidad, ser útil, salir de los libros para actuar en la sociedad. Esta idea
es relevante y, como tal, se pretende recalcar mediante versos que se reiteran
como: «La poesía es útil, soñaba Maiakovski», o
«grandes letras borrachas enunciando/ verdades como puños, puñetazos de
verdad». En esta parte también se nos
revelan algunos aspectos del carácter del poeta futurista, como su vitalismo y
violencia: «En los cafés, de madrugada, / gritaba, se encendía,/ y daba
bofetadas por doquier». Sin embargo, la segunda parte vuelve al presente para
contraponer la realidad actual a aquel sueño utópico, y para reflejar lo que
nos queda del sueño de aquel gran poeta, que no son más que las frases
lapidarias de la publicidad, como «la chispa de la vida» o «just do it».
El autor muestra un tono soñador e idealista en la primera
parte que se opone al tono nostálgico, decepcionado de la segunda, para ofrecer
una visión desilusionada y degradada de lo que sería el sueño del poeta ruso
hecho realidad. A continuación, el poema:
Maiakovski soñaba con el día que
la poesía
se imprimiese en las paredes de
la gran ciudad.
Grandes letras borrachas
enunciando verdades como puños,
puñetazos de verdad exaltando a
transeúntes dormidos;
poniendo una coraza a los
mendigos,
a los enamorados, susurrándoles
lo que sentían sin saber decirlo,
ofreciéndole aliento a los
enfermos,
golpes de luz solar en el cerebro
nocturno de los ciegos,
boca a boca que salva a una
bañista rescatada de las aguas del tedio.
La poesía es útil soñaba
Maiakovski.
Y luego se apuntó en la sien,
y por un agujero del bolsillo se
derramó el minuto que quedaba.
Y esto es lo que queda de aquel
sueño,
versos fundamentales de esta
época gritando en las paredes:
La chispa de la vida,
Just do it,
Impossible is nothing
¿Te gusta conducir?
Hay cosas que el dinero no puede
comprar.
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